Avifauna de panteones, compañía para los difuntos

Trinos, cantos y graznidos, pechos azabache, turquesa y salpicados, poderosas garras, picos cortos o alargados de colibríes, palomas, gorriones, zanates y hasta halcones encuentran refugio, alimento y acompañan las tumbas en los panteones de Mezquitán, Gu

En 2014, entre mausoleos, tumbas y cruces, el ahora profesor jubilado del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), ornitólogo Óscar Reyna Bustos, y el tesista Daniel Ulises Cárdenas Carmona, emprendieron una investigación pionera de la avifauna residente, introducida y migrante de los cuatro cementerios.

En esta investigación identificaron 88 especies divididas en cuatro grupos de aves: tres especies de halcón, cinco de paloma, seis de colibrí y la mayor parte de aves cantoras. 

“Para los cuatro grupos localizamos 88 especies. Por ejemplo, el trabajo realizado para el Bosque La Primavera arrojó 156 especies, es decir, la mitad se localizaron en los cuatro panteones metropolitanos», apuntó.

Concluida esa investigación, el profesor jubilado continuó con la observación y el registro sonoro de cantos y llamados de las aves.

Aves celestiales

En la cultura occidental se asocia el vuelo y canto de las aves con el ascenso del espíritu de los difuntos al paraíso.

En el panteón, las palomas están representadas en pleno vuelo en esculturas, bajorrelieves y grabados de las tumbas como metáfora de la conclusión y despedida del difunto hacia otro plano existencial. 

Pero en los panteones se puede escuchar a la paloma de collar (Streptopelia decaocto), la tortolita mexicana (Columbina inca) y de la guilota (Zenaida macroura). 

Entre las passeriformes o aves cantoras se encuentra el cardenal (Pyrocephalus rubinus), pinzón (Haemorhous mexicanus), el gorrión (Passer domesticus), la reinita coronada (Setophaga coronata), perlita azulgris (Polioptila caerulea), entre otras.

Entre la variedad de sonidos percibidos en los panteones destacan los graznidos del zanate (Quiscalus mexicanus), el tirano gritón (Tyrannus vociferans) y del carpintero (Melanerpes uropygialis).

Aves del Inframundo

Otras creencias relacionadas con la cultura náhuatl es la existencia del colibrí como puente entre el mundo de muertos y vivos.

En la tradición oral actual se cree que el colibrí está ligado, como lo estuvo en la mitología mexica, con el inframundo pues escucha los deseos de los muertos y los lleva a los vivos.

Lo hacía y continúa haciéndolo en algunas regiones del país, según el maestro Óscar Reyna Bustos, para el consuelo y resignación de los familiares.

“El colibrí llevaba los recados de los muertos a los vivos. Los muertos le pedían ‘ve y diles que estoy bien’, había una asociación entre el colibrí, la muerte y los vivos”, dice el profesor jubilado.

Hay cinco especies de colibrí que residen en los panteones tapatíos: el garganta azul (Lampornis clemenciae), el pico ancho (Cynanthus latirostris), el berilo (Amazilia beryllina), el corona violeta (Amazilia violiceps) y el zafiro orejas blancas (Hylocharis leucotis). 

Además, el colibrí zumbador rufo (Selasphorus rufus) y el colibrí ganga (Zarapito ganga) llegan desde Canadá y Estados Unidos a pasar el invierno. El primero se queda en territorio jalisciense y michoacano mientras que el segundo hace una breve escala para continuar hacia Argentina.

Las lechuzas son otras aves relacionadas con lo siniestro. Los investigadores avistaron lechuzas (Tyto furcata) y búho o tecolote (Bubo virginianus)  en los panteones de Mezquitán y Guadalajara.

El ornitólogo Reyna Bustos explicó cómo la gente  ha perseguido y matado a este tipo de aves por considerarlas brujas y por su relación como agorera de la muerte sin considerar su función como controladoras de plagas. 

“Ellas cumplen con una importante labor en los espacios pues controlan las plagas de ratas, ratones, tuzas, ardillas, lagartijas y aves, aunque la gente no lo asocia desde ese punto de vista».

Las aves en un corredor ecológico

Óscar Reyna Bustos estudia la probable conexión de las aves a través del corredor Bosque la Primavera-parques y panteones-la Barranca del Río Santiago, aunque busca financiamiento para corroborar la hipótesis.

“Considero que se pueden unir los tres espacios y formar un corredor biológico que permita la presencia de las especies y, con base en ello, resolver problemas y proponer medidas de protección y conservación”, explicó.

Destacó la pertinencia de implementar medidas de protección en los panteones con apoyo de las autoridades municipales para la conservación de la avifauna en general y, en especial, a las que tienen alguna medida de protección de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

“Donde sea factible tener más flores y otros frutos porque normalmente hay guamuchiles, guayabas, capulines, arrayanes que les permite comer a los colibríes, gorriones y otras aves”, precisó.

Concluyó que faltan estudios sobre otras especies que contribuyen en la cadena alimenticia de los panteones, como insectos, mamíferos, serpientes y reptiles, además sobre abejas nativas que tienen refugio entre las tumbas de los panteones.

Consulta este articulo en la Gaceta U de G

 

TEXTO: ADRIAN MONTIEL GONZÁLEZ

FOTOGRAFÍA: ADRIANA GONZÁLEZ