El Bosque de la Primavera, ha sufrido más agresiones en los últimos 30 años que en todos los 140 mil años de su existencia, consideran especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), luego de la ola de incendios forestales que han azotado esta área natural protegida. De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (SEMADET), en lo que va de 2019 se han registrado 50 incendios dentro del área protegida del Bosque de la Primavera, con una superficie afectada de mil 493 hectáreas. El investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA), doctor Arturo Curiel Ballesteros, señala incluso que de no tomarse medidas contundentes, esta generación cargará la responsabilidad histórica de haber destruido uno de los patrimonios ambientales más importantes del país. “El Bosque de la Primavera tiene 140 mil años de existencia y pasamos a ser la generación que le arrebata la sustentabilidad a este bosque, en contra de los ideales de los tapatíos del siglo pasado que la identificaban como patrimonio. Estamos perdiendo ese valor por la forma de cómo estamos tratando este ecosistema”, afirma. El doctor en ciencias biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid, recuerda que desde 1997 comenzaron a registrarse los grandes incendios en el Bosque de la Primavera. Antes de ello, los incidentes afectaban pocas hectáreas, y no era común que se rebasara las mil hectáreas dañadas. Luego, todo cambió. “Particularmente este siglo ha sido anómalo, por la superficie que se impacta. En este siglo se han vuelto frecuentes los incendios arriba de mil hectáreas. El más fuerte en 2005, con más de 11 mil hectáreas. Recordemos que el área protegida es de 30 mil hectáreas. En 2012, se quemaron más de 8 mil hectáreas y ahora en 2019 estamos en la misma condición. Es interesante identificar los lapsos de tiempo, porque la distancia entre 2005 y 2012, es la misma que hay entre 2012 y 2019. Hay una dinámica que no es natural, pero que se ha vuelto costumbre en el tema de los grandes incendios”, señala el especialista Curiel Ballesteros. Todos los bosques de Jalisco, no solo el de la Primavera, están amenazados. También en Zapotlán el Grande, en el sur del estado, un incendio que duró 13 días, afectó 12 mil 177 hectáreas, de acuerdo con datos de la SEMADET. Según datos de dicha secretaría, la afectación por incendios forestales en todo el Estado de Jalisco, en los últimos tres años es de 142 mil hectáreas, derivado de 1 mil 111 sucesos. El peor año fue 2017, con 479 incendios, le sigue 2018, con 376 y aunque en 2019 apenas van 256, se han afectado un total de 13 mil 211 hectáreas afectadas. Intereses inmobiliarios Respecto a la suspicacia de los intereses inmobiliarios que ronda alrededor de los incendios en el Bosque de la Primavera, Arturo Curiel Ballesteros, considera que existe un debilitamiento del interés colectivo y se asoma el interés particular por el beneficio económico de los cambios de uso de suelo. “Existe un interés de cambio de uso de suelo. En el incendio de 2012, que fue parte del área que se quemó esta semana, después del incendio comenzaron a delimitar terrenos con alambre. Es claro que existe un interés
o algunos individuos que dentro de una lógica de barbarie, están identificando que el cambio de uso de suelo en estas áreas puede ser mejor que mantener el bosque. Es un pensamiento de barbarie porque estamos hablando de áreas protegidas. Estamos quemando algo que no nos pertenece, porque es algo que debemos conservar para las siguientes generaciones”, añadió Curiel Ballesteros. El coordinador de la carrera de Geografía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Luis Valdivia Ornelas enfatiza que además de que no se hace cumplir la norma Oficial 015 para quemas agrícolas, no se está teniendo el debido cuidado para proteger el bosque. “No hay control de los visitantes. Nosotros contabilizamos alrededor de siete entradas en el bosque de la Primavera y solo dos tienen control, que son la de Mariano Otero y Rio Caliente. Las demás no están controladas y puede entrar cualquier visitante y llevar lo que sea. Por ejemplo, en la zona de Santa Anita hay acceso a un fraccionamiento y a las áreas de conservación. Hay demasiadas entradas y poco personal por parte del bosque”, pormenoriza. Para Valdivia Ornelas, emprender una política de expropiación para ampliar el área de amortiguamiento sería inviable, pues existe una gran cantidad de asentamientos humanos, de fraccionamientos y miles de personas involucradas. “Es imposible expropiar en algunos sectores como Arenales Tapatíos, El Cielo, Bugambilias, El Palomar, Santa Anita, Pinar de la Venta, Agua Caliente, entre otros. Más bien, si se quiere proteger el bosque, debemos pensar en una política de compra a los dueños privados de los terrenos. Porque adentro hay una telaraña de intereses: ejidos particulares, familias y actividades ilegales”, añade Valdivia Ornelas. El especialista Curiel Ballesteros, considera que tanto una expropiación, como una zona de amortiguamiento, no serán suficientes mientras los jaliscienses no rescaten el aprecio colectivo hacía estas áreas naturales y, por ende, los esfuerzos gubernamentales deben ir enfocados a fortalecer ese renglón. “En el Siglo XIX tenían aprecio importante para esta área, para el lado poniente, las aguas calientes, los bosques. Las toponimias eran nombradas en pos de la diversidad que había. Esos lazos culturales con este ecosistema se han ido perdiendo. Rescatar este aprecio es la única garantía de que esto va continuar”, concluye.
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Gustavo Alfonzo | Alfonso Martínez | Gobierno del Estado